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Consejos para conducir en invierno: Lluvia

Las primeras gotas son las que producen la pérdida de adherencia más significativa, ya que, al mezclarse con el polvo, la grasa y restos de neumáticos depositados en la carretera, se forma una película sumamente deslizante.

Cuando la lluvia cae, la velocidad de circulación suele descender de manera notable en los entornos de las grandes ciudades, comenzando a formarse atascos y retenciones. Esto no es algo tan apreciable en carretera.
A pesar de que la lluvia es el fenómeno meteorológico más habitual en España, no parece que seamos conductores acostumbrados a controlar el volante en esas circunstancias de menor visibilidad y adherencia.
Cuando las lluvias se espacian mucho en el tiempo, las primeras gotas son las que producen la pérdida de adherencia más significativa, ya que, al mezclarse con el polvo, la grasa y restos de neumáticos depositados en la carretera, se forma una película sumamente deslizante sobre el asfalto. Si la lluvia es persistente, a los pocos minutos el firme se limpia, aumenta ligeramente la adherencia y, lo que es más importante, la hace más uniforme. Estos son los principales riesgos y cómo actuar en cada caso:
Visibilidad reducida
Riesgos
– En invierno hay menos horas de luz solar y la luminosidad ambiental es menor también durante el día. Además, si las nubes son muy densas, también reducen la luminosidad.
– Al circular, las salpicaduras de agua, barro y grasa, pueden formar una capa sucia en el parabrisas que impide la visibilidad o deforma las imágenes del exterior. En especial, si el limpiaparabrisas o sus escobillas están algo deterioradas.
– La visibilidad disminuye de forma peligrosa si se empañan los cristales.
Cómo actuar
– Antes de ponerse en marcha, limpie todos los elementos del coche que permiten ver (parabrisas, espejos y faros) y ser visto (intermitentes y la totalidad del alumbrado).
– Revise el estado de las escobillas de limpiaparabrisas, que pueden haberse endurecido o estropeado, perjudicando, al limpiar mal, la visibilidad.
– Encienda el alumbrado de carretera (cruce) para ser más visible para los demás; e incluso el de antiniebla trasero si la lluvia es muy intensa y los coches levantan una cortina densa de agua.
– Evite las salpicaduras aumentando la distancia de seguridad, y cuando active el limpiaparabrisas, hágalo con abundante líquido.
– Para desempañar los cristales, active toda la potencia del climatizador o del aire acondicionado y oriéntelos convenientemente. La bayeta puede ser una solución.
Menos adherencia
Riesgos
– La adherencia entre neumáticos y carretera disminuye y, por tanto, las distancias de frenado se alargan cuando el asfalto está mojado. Y en especial al comienzo de la precipitación.
– Si llueve torrencialmente o existen ‘bañeras’ en la vía, el coche puede patinar (ver infografía sobre el acuaplanin).
– Si circula por zonas con balsas de agua, la humedad podría afectar a las pastillas y a la eficacia de los frenos.
Cómo actuar
– Incremente la distancia de seguridad con el vehículo que le precede y reduzca la velocidad, en especial en zona de curvas; si se ve obligado a frenar sin ABS, procure hacerlo en línea recta y disminuir la presión antes de empezar a girar el volante.
– Compruebe de vez en cuando que sus frenos funcionan bien. Si fallan por el agua o la humedad, porque se hayan humedecido las pastillas, ‘séquelos’ pisando repetida y suavemente el pedal del freno.
– Si patina el coche en el agua, por acuaplanin, sujete firmemente el volante, sin realizar movimientos bruscos, no frene (ni siquiera si su vehículo dispone de ABS) y levante suavemente el pie del pedal del acelerador. La suavidad y progresividad de los movimientos es fundamental.

fuente: Revista DGT

 

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